Moral ambiental

Rodrigo J. Martinez Goyena
4 min readApr 28, 2021

Hace 4 años, cuando empecé a hablar en público, me prometí no ser de esas personas que dice siempre lo mismo en sus disertaciones. Entonces, cada vez que doy una charla, me exijo (y hasta me termino divirtiendo) de decir algo nuevo que no haya dicho ni escrito.

El 14 de Abril, en una disertación, hablé por primera vez del pensamiento de moral ambiental.

Michel Foucalt, en su libro La vida de los hombres infames, habla sobre una relación de conocimiento la cual está dada entre personas/instituciones que acreditan tener los saberes, y personas susceptibles de recibir tales saberes. Este vínculo, en momentos de nuestra historia, dejó de ser de conocimiento para convertirse en una relación de poder. ¿Por qué? Porque, eventualmente, quienes acreditan tener los saberes, terminan marcando las reglas del juego; determinan los esquemas, procesos, y todo eso necesario para constituir un sistema. Por otro lado, quien son susceptible de recibir los saberes, comienzan a nutrir esos sistemas mediante el hacer. Por ende, esta relación de conocimiento se transforma en una relación de poder con tintes productivos.

Para materializar tal fenómeno, Foucalt trae dos ejemplos. Uno se dio en el siglo XIX con una rama de la medicina, en donde quienes acreditaban tener los saberes comenzaron a someter/tratar a sus pacientes (personas susceptibles de recibir tales saberes) según sus criterios, al punto de que terminó siendo contraproducente; en vez de ayudar, generaba la enfermedad que buscaba evitar. Por lo tanto, fue necesario comenzar a hacer intervenciones para regular esa relación de conocimiento que ya se había transformado en una relación de poder.

Por otro lado, el segundo ejemplo lo visibiliza cuando surge la salud como derecho a quien trabaja. En el sistema laboral, la relación de conocimiento debería ser fluida/genuina, pero se convierte en una relación de poder. Las personas que trabajan/producen dentro del sistema, comenzaron a necesitar gozar de buena salud para continuar produciendo. Así surge, entonces, la necesidad de estar bien, corporalmente, para seguir dentro del sistema. Y así fue como la medicina se instaura como un derecho dentro del trabajo. Posteriormente, tal fenómeno se materializa en que cada organización debe pagar/aportar un monto mensual por cada persona que trabaja dentro; también surgen las obras sociales, entre tantas materializaciones que el fenómeno trajo.

Foucault establece que, en ambos casos, hubo una transformación en la percepción del cuerpo/materia, pero no en la percepción moral. “Mi cuerpo está mal. Necesito estar bien.”

David Hume, otro pensador, decía que la moralidad estaba dada por el sentir y no por el pensar. La educación ambiental sensibiliza a la persona consigo y para con su entorno ya que da herramientas para convivir/aportar/evolucionar junto a la naturaleza; la sensibilización genera concientización. En la exposición a una acción particular, se halla un aprendizaje racional y emocional; la parte emocional es la que permite a las personas interpretar y descubrir respecto a cómo se sienten. Si una persona realiza una forestación, podría tener el aprendizaje racional (cómo hacerlo) y también el emocional respecto a cómo se sienten; si les gustó o no, por qué lo hicieron, etc.

Ese aprendizaje emocional es el que origina el sentir, del cual Hume habla, que guía la conducta moral. Si la educación ambiental sensibiliza a la persona y genera aprendizajes emocionales respecto al cómo vivir en armonía con la naturaleza, entonces, si hay un cambio en la percepción moral. Aquellas personas que despierten y se abran a la sensibilización ambiental, luego, no habrá retorno para, por ejemplo, ir a trabajar/convivir/socializar con organizaciones/personas que estén dañando (de alguna manera) al medio ambiente. ¿La moral es negociable? La moral colectiva se puede convertir en valores sociales. ¿Los valores son negociables? Esto explica, también, el motivo por el cual los movimientos ambientales toman fuerza colectiva materializada en grupos sociales; sienten, comparten, y viven la transformación moral.

El pensamiento de la moral ambiental se nutre de ambos pensamientos. Los asuntos ambientales están creando su propio sistema (como en su momento lo hizo la medicina, y luego la manera en que se conjugó con el trabajo). Podría esperar, en un futuro, que los aspectos ambientales pasen a ser un derecho como lo es hoy la salud; las condiciones de trabajo y de vivienda acrediten/aseguren contribuir al medio ambiente. Habrá que ver de qué manera se materializa todo esto, pero es de esperar que comience a tener más forma de la que ya tiene. Y más aún, considerando que la educación ambiental transforma la moral de las personas, tal combinación da origen a una nueva manera de crear los sistemas/paradigmas.

A diferencia de los fenómenos explicados por Foucault, nuestro presente está siendo influido por una transformación en la percepción moral; la moral ambiental.

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Rodrigo J. Martinez Goyena

Entrepreneur and writer | Cofounder of Greentech | University teacher | Speaker | Author of the book “The transversality of Environmental Education”